miércoles, 18 de agosto de 2010

Alegoria de la caverna - Rimbaud

    Lo siento hoy más que nunca; pero siempre lo sentí, a decir verdad.
Siempre supuse que el hecho de que mi madre me hiciera estudiar en casa no era tan sencillo como ella decía que era.
Su explicación, irrefutable, pues suponía que los maestros representan una autoridad impuesta por todo un aparato educativo estatista que solo intenta destruirme. Suena lógico el miedo, y lo es. Más cuando a la corta edad de 6 años, se pretende que un chico comprenda eso. Palabras de adultos, miedos de adultos... a lo sumo de jóvenes... pero no de niños, de tan corta edad.
    Inevitable amar a mi madre, ya que esta es mi única compañera de vida.
    Mis hermanos... no los conozco, vivimos juntos, hablamos, nos contamos cosas, pero no los conozco, siento que son capaces de cualquier cosa, por que no los conozco, no los quiero conocer, ni quiero que ellos me conozcan a mi. Es contradictorio, lo se. Pero para que lo comprendieran, tendría que explicarles cosas que hasta ni yo mismo comprendo del todo.
Pero volviendo a mi historia, la historia: Declaro que, soy preso de mi libertad.
    Así como fui preso a tiempo completo, ahora, siendo libre, aun  soy preso. Cargo en mi psiquis la presión, la opresión.
    Pero que descortés, aun no me he presentado. Soy Tom Rimbaud. No tengo amigos. Nunca conocí a otra persona mas que a mi madre, y se podría decir, que a mis hermanos...
Como verán, no puedo evitar poner cierta distancia entre ellos y yo, puesto que me siento lejano. Me siento distinto.
    Mi padre... bueno... el jamás existió, nunca mi madre hizo alguna referencia a el, ni aun cuando las preguntas surgían, pues yo era el único que preguntaba, por alguna razón, mis hermanos parecían ya saber. Quizás por ser mas grandes que yo (uno y dos años), ya se habían enterado. Quizás mi madre quiso protegerme de ello, supongo que ser el menor conlleva eso, el no enterarse de ciertas cosas por proteger mi psiquis, pero no le ha salido muy bien que digamos.
    Siempre estudie en mi casa. Siempre jugué en mi casa. Siempre leí, cociné, aprendí, crecí, viví, colaboré, en mi casa. Dentro de mi casa. Jamás afuera. Mi pequeño patio de metro y medio por dos metros, era el único lugar donde se podría decir que yo "salía a jugar". Mi madre me enseño todo lo que necesito saber. Que son los árboles, que es un auto, que es relacionarse con las personas, y esas son tan solo las pequeñas y superficiales cosas que en este momento se me vienen a la mente.
    Se podría decir que mi vida transcurre a través de su enseñanza. Lo que se lo se por ella. ¡Y cuanto se!
    Los libros: de matemática, de física, de química, novelas de misterio (pocas, y fríamente seleccionadas por mi "familia"). No teníamos televisión, ni computadora, ni maquina de escribir. Tan solo una pizarra... y memoria... mucha memoria...
    Me olvide contar que si se de algo acerca de mi padre. Se que, por alguna razón (que para variar desconozco), una pensión grande, nos hacia vivir sin necesidad de trabajar por parte de mi madre, o de mis hermanos. Tan solo vivíamos de eso.
    Por ende, yo no salía de mi casa, solo aprendía, y comía. ¿Que mas necesitaba? mi madre me había enseñado que solo necesito eso. ¿Y a quien iba a hacer caso? ¿A un niño confuso? ¿O a una madre sobre protectora, pero muy sabia?
    O por lo menos eso creía. Hasta hoy... El día en que por fin he salido de casa. Y me he enfrentado a... ¿la realidad?
¿Es esta la realidad?
No se parece a todo aquello que había aprendido en casa.
¿Era la realidad lo que mi madre me había enseñado con tanta dedicación? ¿O es esto? a lo cual no encuentro ningún valor... ¿o si?
    Estoy totalmente confundido. ¿Por que si mi hermanos son mas grandes que yo, no quieren ver esto? ¿Habrán tenido la oportunidad, y yo nunca lo supe? Como tantas otras cosas... No me extrañaría... ¿o si?
    Ya no hay certezas. Las perdí todas el día que decidí salir de esa bendita (¿o maldita?) casa hoy.
    El día en que la metamorfosis acudió a mi sometimiento. Todos estos años, siendo preso de la opresión, para pasar a ser preso de mi libertad, de mi confusión, de mi decisión. Hoy, cumplidos mis 21 años, palpe de muy cerca lo que realmente significa la realidad. Lo que un árbol es, tocarlo, sentirlo, relacionarlo con mi imaginación, y darme cuenta de lo equivocado que estaba. Ver pasar auto, tras auto, y no tan solo oír un murmullo a lo lejos de un motor sonando. Ver otras caras, animales, señales de transito, hombres disfrazados de azul, hombres disfrazados de verde, de rojo. ¿Serán disfraces? Hay muchos como para que eso sean.
Definitivamente necesito averiguar esto. Pero... a quien, si no es a mi madre... o a mis hermanos...
    Necesito volver a casa... La duda me consume… corroe mi seguridad, la cual yo y mi familia, nos habíamos encargado de producir.
Lo cultivado en 21 años, lo destruido en minutos.
    Tan solo me sale correr, aunque me canse rápidamente. Correr y correr hasta mi casa…. Estaba tan impresionado que ni cuenta me di de todo lo que camine antes.
    Necesito descansar. Estoy en la puerta, pero me cuesta mucho entrar… tanto por el cansancio físico, como por el mental. Me cuesta mucho enfrentarme a al realidad. ¿Debería llamarla así? Ya no tengo ni idea de que es esa palabra, no se quien soy, No se que es que.
El Libro séptimo de La República de Platón (el único libro de filosofía que había en casa guardado y tirado en el altillo, con una dedicatoria de mi padre) se me viene a la cabeza.
    -Ya fue, entro -dije a mis adentros- para arrepentirme al girar la llave y abrir la puerta, pero ya era demasiado tarde.
    La vi a mi madre, y no supe que hacer, que decir, que pensar. Estaba bloqueado; con mil y un dudas, pero no podía detenerme, ya había ido un poco lejos, tenia que llegar al fondo de la cuestión.
    Adrenalina, corriendo por mis venas, cegándome, y ensordeciéndome. Yo, gritando, y solo me acuerdo la esencia de mis palabras, le hice a mi madre todas aquellas preguntas que en mi vida me guarde, todo aquello que me generaba duda, como mi padre, el por que en veintiún años nunca Salí de mi casa, o porque mis hermanos eran tan distintos conmigo. Mi madre solo pudo tartamudear, así q me dispuse a irme, pero al apenas tocar el picaporte, sentí un ruido fuerte, seguido de una sensación liquida en la cabeza. Una sartén se había incrustado en mi cabeza, y al caer, pude ver a mis hermanos, mirándome, con cara de odio o repulsión yo diría.
    Uno de ellos se me acerco, y al oído me declaro: La vida según la vemos, esta regida por solo dos cosas, la obediencia y la ignorancia. Y vos dejaste de cumplir con ambas. Entendés la paradoja Tom…? Esas fueron las ultimas frases que comparti con alguien…

2 comentarios:

  1. Esto lo escribiste vos porque es asi como "te sentis" o por lo menos es una metafora de como te sentis o es de otro autor?

    ResponderEliminar
  2. es un texto para el colegio q hice, en la consigna era necesario explicar la alegoria de la caverna de platon, y yo lo hice con estos recursos. Mucha suerte, señor/a x.
    Soy mati pero me da fiaca loguearme

    ResponderEliminar